Éxodo
2
Éxodo 2:2-3 “La mujer quedó embarazada y dio a luz un
hijo. Al ver que era un niño excepcional, lo escondió durante tres meses.
Cuando ya no pudo ocultarlo más, tomo una canasta de juncos de papiro y la
recubrió con brea y resina para hacerla resistente al agua. Después tomo al
niño y lo acomodo entre los juncos, a la orilla del rio Nilo.”
La obediencia siempre trae
bendición. He oído este mensaje predicado muchas veces pero Éxodo 2 nos enseña
que debemos ser muy cuidadosos de lo que esperamos de nuestra obediencia y de
lo que definimos como bendición.
Debido al temor al crecimiento
y al poder potencial de la nación esclava hebrea, el Faraón ordenó que maten a todos
los bebes varones. Jochebed, la mama biológica de Moisés quien es mencionada en
capítulos posteriores, esconde a su hijo y luego confía su vida a la protección
de Dios. Como las parteras ignoraron valientemente al Faraón, este ordenó que
la nación entera ayude en la matanza de los bebés Hebreos. Jochebed sabía que
su hijo estaba en peligro y lo colocó en una canasta en el río, este fue un
acto valiente y de fe.
Podemos aprender algunas
lecciones importantes de su ejemplo
- Primero, las bendiciones en este lado de la eternidad son temporales. Jochebed recibió la bendición de un niño sano, pero esa bendición fue breve. Cuando se da cuenta que ya no puede esconder más al bebé, lo coloca en una canasta y la pone entre los juncos del río Nilo. La palabra para “canasta” aquí se usa también para describir al arca de Noé, Esta canasta sería también la imagen de la gran gracia y protección de Dios.
- Segundo, la obediencia nos posiciona para ver la obra de Dios de manera espectacular. Jochebed confió a su bebé a la bendición y cuidado amoroso de su buen Dios. Dios no decepciona. El guió a la princesa egipcia a encontrar al bebé y rescatarlo. Mirando de lejos, Miriam la hermana de Moisés mencionada también en capítulos posteriores, se le acerco y se ofreció a encontrar una mujer hebrea para el cuidado del bebé. Jochebed tuvo el privilegio de cuidar y criar a su hijo por tres años.
- Tercero, la obediencia no siempre quita nuestras dificultades. No olvidemos un detalle importante acerca de Jochobed, ¡ella tuvo que entregar a su hijo por segunda vez! Debe haber sido muy duro. Su fe sería probada una vez más cuando lo dejó la segunda y última vez al cuidado del Faraón (su hija). Las bendiciones y las pruebas están a menudo incluidas en el paquete de la obediencia. Debemos confiar en Dios en ambas.
- Finalmente, la obediencia construye y edifica nuestra fe. Tal vez la bendición más grande de Jochobed fue darse cuenta que su hijo estaba mucho más seguro en las manos de su gran Dios. Su fe había sido probada y recompensada.
Deseo que Dios haga crecer mi
fe, refine mi carácter y quite mi egoísmo. Aquellos tesoros no siempre se verán
ni se sentirán como bendiciones. Prefiero ser cambiada para la eternidad que
tener una comodidad temporal.
Oración: Padre
Celestial, hay tantas cosas que te pido y digo tan fácilmente, pero que
encuentro difícil de hacer. Realmente deseo que me cambies, y que no solo me
des comodidad y bendición. Ayúdame a tener una perspectiva global y eterna
cuando piense en mis deseos y necesidades. Mueve mi corazón hacia la oración y
compasión cuando vea hermanos y hermanas en crisis y necesidad. Bendíceme
cambiándome, en el nombre de Jesús. ¡Amén!
Momentos importantes en Éxodo 2.
Al final de Éxodo 2 aprendemos
un poco más acerca de Moisés. Fue un hombre que luchó con una crisis de
identidad. A los 40 años más o menos, “salió
a visitar a los de su propio pueblo, a los hebreos y vio con cuanta dureza los
obligaban a trabajar” (Éxodo 2:11) Moisés
sabía que no era egipcio y que su familia de nacimiento era hebrea. Al sentir la
opresión de su gente, ve a un egipcio golpeando a un hebreo e interviene y mata
al egipcio quien era amo del esclavo. Lo que sabemos que motivo a Moisés a
hacer esto viene de otros pasajes de la Escritura.
Hechos 7:23-25
Hebreos 11:24-26
Moisés actuó obstinadamente
para traer cambio social a sus parientes. Pensó que sería visto como defensor y
libertador pero no fue así. El libro de Hechos revela que Moisés quería la
libertad de su pueblo, pero también quería fama. ¿Alguna vez has querido hacer
lo correcto pero en el momento equivocado?
El libro de Hebreos nos dice
que Moisés eligió abandonar la vida idólatra de Egipto. Eligió identificarse
con Dios y su pueblo. Moisés era un hombre que amaba a Dios pero que todavía
luchaba con su propio orgullo y agenda. Dios lo refinó de una manera poderosa.
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